Siguiendo Los Pasos de un Héroe

escrito por: Tania Erazo, Marketing & Communication Volunteer, COEAS

Los veteranos de COEAS, Luis Hernán Baca Valladares, conocido como «Mero» y Luis Torres junto a jóvenes voluntarios.

Los veteranos de COEAS, Luis Hernán Baca Valladares, conocido como “Mero” y Luis Torres junto a jóvenes voluntarios.


En 1987, cuando el Comité Ecológico Aldea de Suyapa (COEAS) comenzó a proteger la montaña, lo hizo con un grupo de hombres y mujeres jóvenes comprometidos en cuidar el recurso hídrico de la zona. Entre ellos, Luis Hernán Baca Valladares, conocido como “Mero", fue uno de los pioneros en activar el programa de voluntariado. Sin planearlo de antemano, Mero comenzó a educar a chicas y chicos de la aldea, quienes ahora son los guardianes del Refugio de Vida Silvestre.

A través de obras de teatro, charlas y actividades con niñas, niños, jóvenes y adultos, Mero fue captando más voluntarios y voluntarias, generando conciencia y expandiendo la red de apoyo. Hoy en día, los jóvenes que Mero reclutó son quienes lideran la directiva del refugio, siguiendo sus pasos al capacitar, invitar y reclutar a más personas para unirse a este esfuerzo.

Gracias a talleres de pintura, arte, y teatro con el apoyo de Mujeres en las Artes (MUA), y charlas de reforestación, limpiezas y restauración del refugio, nuevas generaciones se han sumado a esta labor. Silvia Girón, José Manuel García, Yessenia Suyapa Cruz, Dagoberto Guzmán, David Baca y muchos más voluntarias y voluntarios más activas, ahora que se desarrolló el componente de voluntariado, están organizando capacitaciones como guías turísticos, en reciclaje y en la elaboración de compost orgánico. Las chicas y chicos también colaboran dando charlas a las niñas y los niños de Suyapa.

Nuestro compromiso es firme: creemos que a través de la educación de las niñas y los niños, estamos asegurando la protección y el futuro del pulmón de Tegucigalpa. El voluntariado es una de nuestras principales columnas, y gracias a la pasión, dedicación y espíritu revolucionario que Mero inculcó en cada una de las personas involucradas, hemos logrado mantener vivo este refugio. Su legado sigue siendo una inspiración para las mujeres, hombres, jóvenes y mayores de la aldea, así como para vecinos de la ciudad y de toda Honduras.

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