El Valor Comunal de Los Ejidos
Antes de la conquista española, muchas comunidades indígenas de Mesoamérica mantenían estructuras comunales de propiedad y manejo de la tierra, algunas de las cuales inspiraron los ejidos mexicanos contemporáneos. Aunque los ejidos fueron prohibidos en el siglo XIX, la reforma agraria reinstauró el sistema, lo que supuso la restitución de extensas áreas de tierra a las comunidades indígenas de todo México en la década de 1970.
Ahora, los ejidos poseen más del 53% de la superficie de México y gestionan más del 60% de los bosques del país.
Aunque muchos ejidos están desarrollando formas innovadoras de gestionar la tierra de forma comunitaria, crear estabilidad económica y proteger sus recursos naturales, todavía se enfrentan a muchos desafíos políticos y económicos. Nuestro socio más nuevo, Red MOCAF, apoya a las comunidades organizadas en ejidos para abordar estos desafíos en colaboración y, como resultado final, revivir la ética ancestral de la propiedad compartida y el beneficio comunal.
Durante el próximo año, además de apoyar el compromiso continuo de Red MOCAF con estas comunidades, exploraremos más a fondo los éxitos y desafíos de los ejidos como estructuras económicas alternativas dentro de nuestro estudio apoyado por la Fundación Ford.
Dada su amplia propiedad compartida de las tierras forestales de México, muchos ejidos están practicando la gestión forestal comunal, desarrollando estructuras interesantes para administrar los bosques y sostener a las comunidades locales.
En Puebla, por ejemplo, hemos colaborado con la Red MOCAF para apoyar los esfuerzos de gestión forestal del ejido de Acolihuia. Además de reforestar más de 9 hectáreas de tierras degradadas, el proyecto equipa a un grupo local de artesanías con herramientas y otros equipos para trabajar la madera. Estas mujeres utilizan la madera de desecho obtenida de sus bosques para fabricar artesanías, muebles y otros productos que generan ingresos para la comunidad.
Otros ejidos que trabajan con la Red MOCAF están desarrollando diversas empresas de propiedad comunitaria, creando sistemas autónomos de microbancos comunitarios, recuperando prácticas agroforestales y agroecológicas y creando empresas de ecoturismo, entre otras muchas iniciativas únicas.
Las prácticas de los ejidos por sus estructuras comunitarias sociales y económicas son, últimamente, prácticas de soberanía. Las raíces culturales de los valores comunales son profundas en la región, y vivir esos valores en medio de los sistemas contemporáneos resulta difícil, pero fructífero.