Un enfoque de género y justicia juvenil
Por Valentina de Rooy, Co-Directora del Programa Centroamérica
“No se puede defender el territorio-tierra sin que se defienda el cuerpo de las niñas y las mujeres”
Lorena Cabnal, activista indígena Xinca (Guatemala)
La Pandemia Covid-19 ha puesto a flote y encrudecido las desigualdades y vulnerabilidades que viven las comunidades indígenas, rurales y campesinas. Las niñas y mujeres han sido la población que ha enfrentado más desafíos. El confinamiento y la crisis económica incidió en la agudización de la violencia, mayores responsabilidades de trabajos de cuidado y un decremento en los ingresos de las mujeres, que ya era precario y desigual antes de la pandemia. Entre los sectores productivos más afectados “El 46 % de las mujeres de bajos ingresos dejaron de percibir sus salarios como producto de la crisis” (SICA, 17 de mayo de 2021).
A lo largo de estos años de crisis sanitaria, Trees, Water & People ha fortalecido sus lazos con los socios para navegar los efectos de la pandemia en las comunidades, y concretar acciones con un enfoque de justicia de género y juventud para atender las necesidades de los grupos en mayor riesgo. Parte de este esfuerzo colectivo, es también reconocer las olas de resistencia y resiliencia que emanan de los grupos de mujeres y lideresas que luchan por el reconocimiento de sus derechos, la creación de espacios libres de violencia, el acceso y defensa de los recursos de sus territorios, y la construcción de alternativas económicas locales.
El mes de septiembre se termina con la culminación de un proyecto holístico financiado por la USAID para abordar y luchar contra estas formas de violencia y desigualdad. Junto a nuestro socio Utz Che´ de Guatemala, se han alcanzado a 487 miembros de 9 de sus organizaciones comunitarias de base. Con testimonios inspiradores, 73% de las mujeres de los Consejos de Mujeres comunitarios comunican una mayor comprensión sobre la VBG y formas de enfrentarlas, 82% han mejorado la producción de cultivos nativos en sus huertas y parcelas, y 9 planes productivos están en curso entre los grupos de mujeres. Otros resultados sin precedentes influyeron en el reconocimiento de las mujeres de sus derechos de acceso y manejo de las tierras, y la recuperación de prácticas medicinales ancestrales como vehículo de sanación. Estos son los primeros pasos hacia la emancipación de estas mujeres y el traspaso generacional de nuevas formas de convivencia.
En Honduras, Meliza Núñez, Maestra Fogonera de Olanchito, Yoro repite una y otra vez “amo mi trabajo”. Mientras comparte cómo construir estufas mejoradas con el proyecto de TWP ha cambiado su vida triplicando sus ingresos, su pasión radica en tener un rol transformador en las comunidades apoyando a las familias a hacer la transición a formas de cocción más limpia. Con su amplia experiencia, y más de 700 estufas construidas, no duda en seguir enfrentando los retos que como mujer este trabajo impone, incluyendo viajar sola largas distancias entre buses y a caballo para llegar a rincones alejados donde viven las familias que han solicitado sus servicios.
La línea de emprendimientos con mujeres y jóvenes se ha diseminado por todos nuestros socios, acompañado procesos de formación y concientización sobre la participación de la mujer en la economía local y la conservación de los recursos naturales de sus territorios. Este es el caso de Patricia Barrientos, residente del municipio de Izalco, quién cría cerdos para destace con fines de venta y preparación de platillos tradicionales. Patricia es parte del Programa de AAP (El Salvador) que apoya e impulsa pequeños negocios agropecuarios, y en este segundo año de ejecución incorpora a 14 emprendedores del Municipio de Atiquizaya, de los cuáles 9 son mujeres.
Como TWP, sentimos profunda admiración por los hombres y mujeres de las comunidades campesinas e indígenas con las cuales trabajamos, que resisten y luchan por transformar sus realidades hacia formas de vida más justas y dignas. Esta es una labor titánica que con nuestros socios en Centroamérica hemos emprendido hace muchos años, y continuaremos reforzando para garantizar que todas las voces sean escuchadas para sanar esta tierra, que es nuestro cuerpo-territorio.