La migración climática pone presión en la próxima generación
Por Daniela Bueso, Directora del Programa Centroamericano
El pasado mes de septiembre, nuestro equipo del Programa de Centroamérica (CAP) realizó un viaje importante de 2 semanas a Honduras y Guatemala. Nuestra primera parada fue Tegucigalpa, donde tuvimos el privilegio de conversar con nuestros destacados socios, AHDESA y COEAS, quienes continúan impresionándonos con su trabajo, innovaciones y avances de sus capacidades organizativas. En Guatemala, tuvimos el placer de conocer a nuestra nueva colega del equipo de TWP, Marlen García (Coordinadora de CAP), reconectamos con nuestro nuevo socio FUNDEBASE mientras visitábamos las comunidades locales alrededor del Departamento de Quiché, y visitamos a la comunidad de El Tarral y otros esfuerzos de nuestro socio Utz Che'.
Hubo un tema recurrente durante nuestra visita que me impactó. Era ver la cantidad de migrantes que abandonaban estos países, pero lo que es más importante, era el impacto que estaba teniendo en las personas que se quedaban atrás. La mayoría eran madres solteras y sus hijos pequeños abandonados a su suerte para encontrar formas de sobrevivir en medio de las adaptaciones del cambio climático, las controversias políticas, la pobreza, y la falta de oportunidades económicas.
Durante nuestra visita a la comunidad de Chimalgop, Canilla, en el corredor seco de Guatemala, hubo múltiples historias de madres solteras que estaban tratando de satisfacer las necesidades básicas de sus familias, mientras que sus esposos habían salido del país hacia el norte en busca de mejores oportunidades. En cada hogar conocimos a niños y niñas que, por defecto, participaban en las iniciativas que ofrecía nuestro socio FUNDEBASE. Su objetivo era ayudar a las familias con iniciativas de soberanía alimentaria, creando huertos comunitarios y talleres sobre cómo vender sus productos para tener oportunidades económicas alternativas. Caminando por la comunidad, vimos a madres y sus hijos mostrarnos sus huertos, explicando cada cultivo, su uso, y si podían venderlo en un mercado local. También compartieron alimentos, semillas y productos, lo que demuestra la profunda conexión y humildad que estas familias tenían entre sí mismos.
(izquierda): Ever Otoniel Lux Ortiz, nos recibió en su casa, donde visitamos el jardín en el que había estado trabajando junto con su hermano mayor y su madre. (Derecha) Una niña que caminó con nosotros en su comunidad, aprendiendo que su familia también fue parte del proyecto de soberanía alimentaria en colaboración con FUNDEBASE.
Escuchar las emotivas historias de estas madres solteras explicando sus luchas cotidianas puso esta realidad en perspectiva. No hay palabras para expresar lo duro que estas familias estaban trabajando para salir adelante, y ver a sus hijos involucrarse en el proceso fue muy conmovedor, hasta el punto de que se convirtió motivante ver a estos niños pequeños participar en todas las iniciativas que ofrecían nuestros socios y sus técnicos. Se tomaban tiempo libre de la escuela para ayudar a sus madres con las tareas domésticas y sus jardines con una gran sonrisa en sus caras mientras seguían los pasos de su madre.
(izquierda): Los hermanos Kevin Lux Ortiz y Ever Otoniel Lux Ortiz y su madre nos muestran su granja, junto a mujeres/madres solteras que participan en el proyecto comunitario.
En TWP una de nuestras principales prioridades es el Desarrollo de la Juventud, que definimos como: “reconocer que la próxima generación heredará la tierra, y necesitan involucrarse en su cuidado hoy”, ¡lo cual dice mucho! El equipo Centroamericano se compromete a continuar trabajando con organizaciones locales que ponen como prioridad las necesidades de los que se quedan atrás, los apoyan para que tengan una vida digna, crean oportunidades adaptadas a las familias, madres solteras y sus hijos, e invierten en otros incentivos que brindan más oportunidades económicas para la próxima generación.